La ética como disciplina filosófica, ayuda a esclarecer,
reflexionar y fundamentar las experiencias o procesos de socialización humana;
además como disciplina, se ocupa de la interpretación y análisis, de aquello
que es moralmente bueno, malo, correcto e incorrecto. Esto permite que los
individuos puedan organizar, crear normas, reglas y prescripciones que regulen
nuestro comportamiento frente a los otros miembros de la sociedad a la cual
pertenecemos. El hombre en sí, es un ser social, por lo que estas teorías,
sustentan en gran parte nuestro comportamiento como sociedad.
En este sentido, la ética contribuye
al análisis del comportamiento y la toma de decisiones, donde es necesario
identificar los valores y reglas que nos orientan en un mundo dinámico y de
cambios constantes donde el comportamiento ético, marca la diferencia entre lo
que somos y lo que asumimos.
Tomando en consideración el apartado anterior de la ética y como hemos
visto en este acercamiento al enfoque de la Educación Popular, la práctica
pedagógica que nos corresponde asumir en la UNES exige la incorporación de
métodos y técnicas no tradicionales. Pero, sobre todo, demanda educadores
comprometidos y comprometidas con este pensamiento educativo.
En su libro Pedagogía de la
Autonomía, Freire desarrolla ampliamente este tema de la ética en el Educador
Popular. Para ello, describe lo que denominó "saberes necesarios para la
práctica educativa", en su texto: Pedagogía de la Autonomía compuesto por
tres apartados a saber:
- No hay docencia sin
discencia.
- Enseñar no es transferir
conocimientos.
- Enseñar es una
especificidad humana
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