viernes, 21 de septiembre de 2012



     La ética como disciplina filosófica, ayuda a esclarecer, reflexionar y fundamentar las experiencias o procesos de socialización humana; además como disciplina, se ocupa de la interpretación y análisis, de aquello que es moralmente bueno, malo, correcto e incorrecto. Esto permite que los individuos puedan organizar, crear normas, reglas y prescripciones que regulen nuestro comportamiento frente a los otros miembros de la sociedad a la cual pertenecemos. El hombre en sí, es un ser social, por lo que estas teorías, sustentan en gran parte nuestro comportamiento como sociedad.

      En este sentido, la ética contribuye al análisis del comportamiento y la toma de decisiones, donde es necesario identificar los valores y reglas que nos orientan en un mundo dinámico y de cambios constantes donde el comportamiento ético, marca la diferencia entre lo que somos y lo que asumimos.

    Tomando en consideración el apartado anterior de la ética y como hemos visto en este acercamiento al enfoque de la Educación Popular, la práctica pedagógica que nos corresponde asumir en la UNES exige la incorporación de métodos y técnicas no tradicionales. Pero, sobre todo, demanda educadores comprometidos y comprometidas con este pensamiento educativo.

     En su libro Pedagogía de la Autonomía, Freire desarrolla ampliamente este tema de la ética en el Educador Popular. Para ello, describe lo que denominó "saberes necesarios para la práctica educativa", en su texto: Pedagogía de la Autonomía compuesto por tres apartados a saber:
  • No hay docencia sin discencia.
  • Enseñar no es transferir conocimientos.
  • Enseñar es una especificidad humana

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